sábado, 28 de enero de 2012

UNA VISIÓN DE LA CRISIS ESPAÑOLA

Hace unos días, en una conversación/tertulia con dos ex-compañeros de trabajo, me pidieron que les esquematizara brevemente como está actualmente la economía de nuestro país, se trataba de un análisis sin números, solamente para ver cual era mi visión de la crisis, etc., como ello suscitó debate e incluso nos fuimos "por los cerros de Úbeda", me parece propio dejar aquí por escrito mi humilde opinión, juzguen ustedes, amables lectores, si acertada o no.

Como todo el mundo sabe, esta crisis que estamos soportando, se originó con la burbuja inmobiliaria estadounidense, lo que luego desató el colapso financiero, la crisis bancaria, el hundimiento de las bolsas y la recesión económica, con la bancarrota de Lehman Brothers, etc. (les aconsejo que vean el film "inside job").

Hay dos aspectos que cabe resaltar a mi modo de ver, el primero es el modelo empleado por las sociedades de inversión para calcular los riesgos, en suma ignoraron los problemas de liquidez, incluso hoy en día siguen sin tomar en cuenta los riesgos sistémicos. El segundo es el "complot" de las agencias de riesgo, en atacar de forma sistemática a algunos países de la eurozona, en beneficio de los poderes del otro lado del Atlántico. (también les aconsejo que lean el libro: "El Banco" de Marc Roche")

Que pasa en nuestro país?. Aquí, por una parte nos afectó de algún modo la "toxicidad bancaria internacional" que todavía está por ver, de otra parte el "crack" de la bolsa y por otra la singular crisis inmobiliaria (burbuja española, demasiada construcción y precios desorbitados). Aquí se ha actuado y se sigue actuando, en mi opinión, siguiendo los patrones del eje franco-aleman, cuyos dirigentes reciben el asesoramiento de unas personas que recomiendan unas acciones opuestas a lo que razonablemente deberían sugerir. En definitiva como si su avaricia o codicia subconsciente, les llevara (suponemos, no intencionadamente) a favorecer los deseos de los grandes inversionistas internacionales americanos.

Si hacemos memoria en el 2006 el mercado inmobiliario español, seguía subiendo, los precios en nmáximos y lo que es peor, los bancos actuando sin prudencia. A todo ello se suman el aumento del precio de las materias primas, del petróleo, la globalización, el crecimiento asiático, etc.. En definitiva y como consecuencia, la empresas sin crédito, las familias superendeudadas y además un país envejecido, con un abultado déficit y sobreendeudado a unos precios exorbitados de la deuda externa. Con una caída de la demanda privada y el casi nulo crédito bancario. Total, se acabó el estado del bienestar.

Que hace España, ni sabe, ni contesta, sólo se hace eco de lo que el BCE, FMI y Europa le dictan: sobredosis de ajustes con reforma de la constitución incluida, recortes a mansalva en los gastos y presupuesto, aumentar los impuestos, etc. En resumen una soberbia austeridad. Craso error, dentro de un tiempo, estarán de acuerdo conmigo y se darán cuenta que todo ello es un completo disparate, todo ello no traerá más recesión y un colapso bancario.

La austeridad alemana es completamente contraproducente, la obsesión por reducir las deudas y el déficit español, nos llevará irremediablemente a una RECESIÓN, así en mayúsculas. Una manera de ayudarnos y a la vez beneficiarse, habría sido recibir más ayuda del BCE en su momento para no encarecer la deuda, eso si que es una verdadera losa que nos impedirá un futuro mejor, recordemos que EEUU, Reino Unido y Japón tienen la deuda en máximos, pero a unos intereses muy bajos. Hay que incentivar el ahorro y comprometerlo en nuestra deuda pública, pero quien invierte con estas perspectivas. Gran parte de nuestros ahorros se van a Alemania (compra de bonos alemanes), ese país va acumulando euros. Cuando se den cuenta los demás países, prohibirán que un país invierta en otro de la eurozona. Cada país debería financiarse con su ahorro interno, con ello se estimularía el crecimiento, con los recortes y aumentos indiscriminados de impuestos sólo habrá más paro y más déficit, justo lo contrario que se pretende.

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