miércoles, 15 de junio de 2022

LAS FÁBULAS

 

Un servidor: - Buenos días, tienen algún libro de fábulas?

 

Empleado: - Buenos días, pues no, no tenemos ninguno.

 

Esa fue mi búsqueda infructífera en algunas de las más importantes librerías de Barcelona. Durante una semana estuve buscando un libro de fábulas, para llevárselo de obsequio al hijo de mi sobrina. Después de mucho buscar encontré uno por casualidad, pues de los dos ejemplares, sólo disponían de uno para su venta, puesto que el otro tenía la tapa deteriorada.

 

Con ello me he dado cuenta que en la actualidad las fábulas no están de moda, cuando en el pasado, recuerdo que era una de las lecturas cotidianas y bien recibidas por los escolares.

 

Cómo las fábulas no están de moda !!. Acaso son una moda?.

 

Qué es una fábula?. Es una narración literaria en prosa o en verso, en que con un sentido didáctico, se da una enseñanza útil o moral.

 

Cómo decía Platón: “¡Qué!, ¿no sabes tú que lo primero que se hace con los niños es contarles fábulas?[1]

 

El conocimiento de las fábulas es antiquísimo, las hay de muy primitivas como de origen hindú, contenidas en el libro Del Panchatantra[2], Del Hipopadeza o Del Calila y Dimna. Tal vez las más conocidas son las griegas de Esopo. Y también las latinas debidas a Horacio, Fedro, Babrio o de Flavio Aviano.

 

Capítulo aparte son las fábulas españolas de Pedro Alfonso, Juan Manuel, Juan Ruiz, Juan de Matos Fragoso, Pablo de Jérica y las famosísimas de Félix María de Samaniego, Tomás de Iriarte o Ramón de Campoamor.

 

También muy populares son las fábulas francesas de Jean de La Fontaine, Jean Pierre Clapis de Florian, Aloysius Bertrand, Emile de la Bedollière, Anatole France, André Gide o Antoine de Saint-Exupéry.

 

De Alemania tenemos las de F¿Gotthold Ephraim Lessing, Jacob y Wilhelm Grimm, J.W. Goethe, Franz Kafka o Bertolt Brecht.

 

De Inglaterra, las más célebres fábulas pertenecen a John Gay, William Somerset Maugham, Lord Dunsany y George Orwell.

 

Otros fabulistas europeos son el ruso León Tolstoi y el italiano Trilussa.

 

Por lo que se refiere a Norteamérica, el más destacado es sin duda Mark Twain.

 

Finalmente tenemos al continente Hispanoamericano en que son muchos los escritores destacados como fabulistas, así tenemos por orden alfabético: Juan Rafael Allende, Enrique Anderson Imbert, Daniel Barros Grez, Andrés Bello, Rafael Emiliani, Rafael García Goyena, Adolfo Montiel Ballesteros, Rafael Pombo, Luis A. Román, Domingo Sasso, León Sigüenza, Alvaro Yunque y Luis Andrés Zúñiga, entre otros muchos.

 

Mas como nos dice Chesterton “Ya sea que las fábulas comenzaran con Adán o con Esopo; que fueran germanas o medievales, como Reynard el Zorro, o francesas y del Renacimiento, como las de La Fontaine, el resultado, en todas partes, es esencialmente el mismo: que la superioridad es insolente porque es siempre accidental; que el orgullo precede a la caída; que algunas veces se tiene demasiada astucia. No se hallarán otras leyendas sino éstas grabadas en las rocas por la mano del hombre. Hay fábulas de diversas clases y épocas, pero con una sola moral, porqué de todas las cosas se deduce una moral única”.

 

-       ¿Cómo es que con tantos literatos que han escrito fábulas, no encuentre un solo libro de fábulas?.


 

Muchas fábulas, algunas con distintas historias, se repiten en su moraleja. Una de las que más se ven en diferentes partes del mundo, es la que su moraleja viene a ser algo así como:  “No hagas cálculos acerca de lo que no tengas certeza”


 

Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la famosa fábula de Esopo, también versionada por Juan Manuel en el siglo XIV y en verso a cargo de Félix María de Samaniego (1745-1801):

 

La Lechera

 

Llevaba en la cabeza

una lechera el cántaro al mercado

con aquella presteza,

aquel aire sencillo, aquel agrado

que va diciendo a todo el que lo advierte:

¡yo sí que estoy contenta de mi suerte!

 

Porque no apetecía

más compañía que su pensamiento

que alegre le ofrecía

inocentes ideas de contento.

Marchaba sola la feliz lechera

y decía entre sí de esta manera:

 

-Esta leche, vendida,

en limpio me dará tanto dinero;

y con esta partida,

un canasto de huevos comprar quiero

para sacar cien pollos, que la estío

me rodeen cantando el pío-pío.

 

“Del importe logrado

de tanto pollo, mercaré un cochino:

con bellota, salvado,

berza y castaña, engordará sin tino;

tanto, que puede ser que yo consiga

el ver cómo le arrastra la barriga.

 

“Llevarélo al mercado,

sacaré de él, sin duda, buen dinero;

compraré de contado

una robusta vaca y un ternero

que salte y corra toda la campaña,

desde el monte cercano a la cabaña.

 

Con este pensamiento

enajenada, brinca de manera

que a su salto violento

el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!

¡Que compasión! ¡Adiós, leche, dinero,

huevos, pollos, lechón, vaca y ternero!

 

¡Oh loca fantasía!

¡Qué palacios fabricas en el viento!

Modera tu alegría,

no sea que saltando de contento

al contemplar dichosa tu mudanza,

quiebre tu cantarilla la esperanza.

 

No seas ambiciosa

de mejor o más próspera fortuna,

que vivirás ansiosa

sin que pueda saciarte cosa alguna.

 

No anheles impaciente el fin futuro:

mira que ni el presente está seguro.


 

En otras palabras, no es bueno hacer castillos en el aire, imaginar o soñar algo imposible; en suma, hacerse ilusiones.

 

Bien, lo cierto es que, al final conseguí dar culminación a mi empeño y encontré el tan buscado libro de fábulas, me costó, pero lo conseguí. Aunque previamente tuve que explicarle al empleado de la librería, lo que es una fábula.



[1] La República. Libro II.- Platón

[2] Panchatantra: Pancha = cinco; Tantra = hilo, serie.

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