domingo, 15 de mayo de 2022

LA HABANERA CHILENA.


Linda habanera de Cuba  

De todos es sabido que la expresión musical habanera, tiene su origen en Cuba. Quizás muchos no sabrán que nació de la mano de un hispano-cubano de origen catalán. El Sr. Manuel Saumell Robredo (1817-1870), nació en La Habana (Cuba), hijo de padre catalán, allí con sus conocimientos de la contradanza, los asoció con los ritmos que imperaban en la isla y de ello salió la música que se llamó habanera, por el hecho de haberse originado en la ciudad de La Habana. 

Manuel Saumell

Es una música o llámese también danza cubana con un compás de 2/4 con un característico puntillo de prolongación en la primera corchea y un fuerte acento en el primer tiempo.

La habanera fue conociéndose en toda la isla de Cuba y desde allí fue extendiéndose a España, París y al resto de Europa. Por supuesto también a lo largo de todo el continente americano, recalando en países como Méjico, Venezuela, Colombia, Perú, Argentina y Chile, es en este último país cuando aparece allá por el año 1870.

 

Si bien es cierto que, en un principio se conocía más bien como Danza Habanera, incluso en Lima, la llamaban sólo Danza. Con el tiempo fue perdiendo la danza como tal y se queda exclusivamente como canción. 

En Chile, la habanera se dio a conocer de varios modos, por una parte traída por viajeros que la conocían e interpretaban y que recalaron en el país, de otra parte a través de la difusión de partituras impresas y distribuidas por las diversas casas de música de Valparaíso y Santiago. También como parte musical de zarzuelas o como danza exclusivamente. 

 

En un principio se encuentra en áreas urbanas de Santiago y de provincias, pues llegaron como partituras musicales impresas, siendo interpretadas tanto en los salones aristocráticos y de “medio pelo” (salones de clase media), como en los hogares donde habían pianos.

Antonio Alba

A principios del siglo XX, cuando ya se había hecho popular la habanera en Chile, hay dos hechos que corroboran el auge de esta música, por una parte la publicación del libro “Tratado de baile”(1908) de Franco Zubicueta, en que se indicaba la forma correcta en que se debía bailar esta danza de salón. Por otra parte el profesor de música Antonio Alba (1873-1940) de origen catalán, comienza a componer habaneras ya sea con arreglos de algunas existentes o bien, componiendo otras nuevas. Verdaderamente sobresale como músico popular, salvando del olvido mucho patrimonio folclórico tradicional chileno (habaneras, mazurcas, polkas, tonadas, zamacuecas, etc.), en todas ellas con el acompañamiento de un instrumento común, la guitarra. Un ejemplo de ello fue la habanera “El Paletot” cuyo autor fue C. Carobbi, no obstante muchos la conocieron y se la hicieron suya en la versión o arreglo de Antonio Alba para guitarra según su Opus 76.

 

La investigadora e intérprete de folclor chileno, Margot Loyola Palacios (1918-2015), da su testimonio sobre la habanera: «Escuché la primera habanera en Linares, en la voz de mi madre que las entonaba por esparcimiento, por goce estético, con guitarra o piano. Aprendí de ella ‘El volcán’ y ‘Horas de luto’, que al parecer fueron muy populares pues se conservan hasta nuestros días en la memoria de no pocas personas, en versiones similares. […] La habanera, en su forma de danza fue en nuestro país poco difundida, los antecedentes recogidos en fuente viva que he logrado obtener, atestiguan que era danza de pareja enlazada, con sencillo paso de tango».

 

La difusión de la habanera en Chile, estuvo a cargo de conocidas Editoriales y casas de música de la época como: Carlos Frandt, Mettehn & Grimm, Almacén de Música de Pablo Bas y Carlos Kirsinger y Cia.. Aunque ciertamente su difusión oral es a través de las familias, llegando a todos los rincones del país. De esta forma se adentró en un proceso de folclorización que aún pervive por todo Chile.

 

 

 

 

 

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